A principios de los años 70, los diabéticos recibían insulina producida por cerdos y ganado vacuno. Era la única opción, y producía muchos efectos secundarios, como reacciones alérgicas. Cuando los científicos del Centro Médico Nacional City of Hope y Genentech Inc. crearon con éxito insulina humana en condiciones de laboratorio, marcó una nueva era en la historia de la microbiología y la farmacia.

Desde entonces, la insulina sintética se produce a escala comercial y se ha convertido en el principal régimen de tratamiento de la diabetes.

¿De qué está hecha la insulina sintética?

Todas las hormonas son moléculas proteicas que se forman uniendo aminoácidos. La insulina es una de esas hormonas que contiene dos cadenas únicas de aminoácidos, A y B. Para que las células del cuerpo produzcan proteínas, es necesario descifrar el mensaje de los genes. El ADN realiza este proceso en las células.

Los científicos fueron capaces de sintetizar artificialmente el gen para producir los aminoácidos necesarios para producir insulina. A continuación, este gen sintético se unió a anillos de ADN externos conocidos como plásmidos. Los plásmidos suelen verse como material de ADN adicional en las bacterias. Una de estas bacterias es la Escherichia coli. Este proceso se conoce como tecnología del ADN recombinante, en la que se unen dos conjuntos diferentes de ADN.

Una vez sintetizado el nuevo plásmido, se introduce en E. coli. La E. coli utilizada en este proceso no es la cepa que causa diarrea en los seres humanos. Se utiliza una cepa diferente, que se conoce como E. coli benigna.

Una vez introducido el plásmido en la bacteria, se activa y empieza a producir los aminoácidos A y B. Cuando se crean suficientes cantidades de cada uno, se aíslan de las células bacterianas en su forma pura. A continuación, estas dos cadenas se combinan para formar lo que se conoce como insulina sintética.

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