Tipo 1 frente a tipo 2
La diabetes es una enfermedad caracterizada por una mala regulación de la homeostasis de la glucosa. Esto hace que el organismo sea incapaz de procesar adecuadamente los azúcares, por lo que las cantidades excesivas no se almacenan en los tejidos y flotan libremente en el torrente sanguíneo. Se presenta como un espectro entre los pacientes individuales, pero se discute principalmente como causada por una incapacidad para producir insulina (diabetes tipo 1) o por la incapacidad del organismo de hacer uso de la insulina para almacenar el exceso de azúcares presentes en el torrente sanguíneo (diabetes tipo 2). Se describe a los diabéticos de tipo 2 como personas con escasa sensibilidad a la insulina.
¿La diabetes de tipo 2 es insulinodependiente?
Al examinar los métodos de tratamiento de cada forma de la enfermedad, se ha visto que la diabetes de tipo 1 es insulinodependiente. Requiere una prescripción de insulina para que el paciente pueda llevar un estilo de vida relativamente sano. La diabetes de tipo 2 difiere en el sentido de que la insulina puede utilizarse para tratar y prevenir algunos de los signos y síntomas que pueden derivarse de la enfermedad, pero no es el único ni el principal medio para tratarla.
Debido a la disminución de sensibilidad a la insulina, los azúcares flotantes libres también pueden regularse controlando otros factores extrínsecos, como mediante una dieta cuidadosamente prescrita o ejercicio. Esto se suele prescribir con metformina, un fármaco que ayuda a controlar el azúcar en sangre. Se administra insulina y otros medicamentos suelen ser un recurso secundario para controlar los signos y síntomas de la enfermedad, por lo que el paciente no siempre depende del uso de insulina para su tratamiento. En años anteriores, este tipo de paciente se habría clasificado como no insulinodependiente. Recientes métodos de prescripción y tratamiento han demostrado que el uso de insulina sigue teniendo sus ventajas en el tratamiento de la población diabética de tipo 2.
Control de la diabetes tipo 2
Para mantener los niveles de azúcar en sangre en un estado aceptable, es importante realizar una actividad física regular y ser consciente de la calidad y la cantidad de los alimentos que se eligen. Aunque el ejercicio puede aumentar las necesidades calóricas, también puede ayudar a reducir la glucemia. Del mismo modo, ser exigente con el tipo de comidas que se consumen -evitando las cantidades elevadas de hidratos de carbono simples- también puede mantener bajas las necesidades de insulina. De este modo, podrá controlar mejor la cantidad y la frecuencia de la insulina que debe administrarse como parte del tratamiento.
