Durante muchos años, las comunidades médica y científica han reconocido que existe una relación entre el estrés y la diabetes. Por desgracia, los estudios sobre cómo y por qué el estrés contribuye al desarrollo y la mala gestión de la diabetes no han sido concluyentes. No obstante, hay muchas teorías prometedoras que arrojan luz sobre el vínculo entre estas dos afecciones.

El estrés, definido como una respuesta fisiológica o psicológica a un estímulo externo, se ha relacionado con la aparición de la diabetes ya en los años 17th siglo. Investigaciones posteriores afirmaron que los factores estresantes, que podrían incluir la pérdida de familiares o el estrés laboral, están relacionados con la aparición tanto de la diabetes de tipo 1 como de la de tipo 2.

Un estudio de 1995 descubrió que los factores de estrés negativos experimentados en los dos primeros años de vida podrían aumentar el riesgo de Diabetes tipo 1 en niñosAdemás de otros factores como el comportamiento y un entorno familiar caótico. Un estudio del año 2000 también halló una relación entre el estrés y la diabetes de tipo 2, llegando incluso a tener en cuenta factores de riesgo como la educación, la actividad física y el consumo de alcohol. Este último estudio se centró en sujetos cuya diabetes no había sido detectada previamente, eliminando la posibilidad de que el propio diagnóstico de diabetes influyera en la aparición de experiencias estresantes.

Con la relación entre estrés y diabetes bien documentada, muchos estudios empezaron a centrarse en los efectos fisiológicos del estrés y en cómo éstos podrían ser responsables de un mayor riesgo de padecer la enfermedad. Un estudio de Bjorntorp de 1997 postula que los efectos psicológicos del estrés, como los sentimientos de derrotismo e impotencia, activan el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA). Esta activación provoca anomalías endocrinas como niveles elevados de cortisol y niveles bajos de esteroides sexuales, que interfieren en la actividad saludable de la insulina.

La relación entre el estrés y el aumento de los niveles de cortisol es otra área de interés en lo que respecta a la aparición de la diabetes. El cortisol es una hormona que se libera en situaciones de emergencia. Proporciona al cuerpo una explosión de energía que, en teoría, se supone que nos ayuda a escapar de la situación que ha provocado la respuesta fisiológica. Sin embargo, cuando el cortisol se libera debido al estrés, no se quema adecuadamente.

El estrés constante provoca niveles elevados y constantes de cortisol, que, según los estudios, tienen un efecto perjudicial en el cerebro, lo que provoca la contracción del córtex prefrontal y la expansión de la amígdala. Estas partes del cerebro son responsables de la gestión de emociones como el placer y el miedo, y su recableado debido al cortisol puede aumentar los casos de enfermedad mental y depresión.

Se sabe que el estrés, la depresión y otras enfermedades mentales afectan a la dieta de una persona, ya que la comida puede convertirse en un mecanismo de supervivencia. Este es otro vínculo entre el estrés, el cortisol y el desarrollo de Diabetes de tipo 2ya que una dieta poco sana y desequilibrada es uno de los principales riesgos de la enfermedad. El cortisol también está relacionado fisiológica y psicológicamente con el aumento de peso y de grasa abdominal, dos aspectos del síndrome metabólico que pueden aumentar el riesgo de diabetes de tipo 2.

La liberación de cortisol estimula la producción de energía. El cuerpo responde descomponiendo proteínas y carbohidratos, aumentando la producción de glucosa. Este proceso de quema de energía puede provocar antojos de alimentos ricos en azúcar y grasas. También aumenta resistencia a la insulinaque es un factor clave en el desarrollo de la diabetes de tipo 2.

Otro vínculo fisiológico entre el estrés y la diabetes está relacionado con la capacidad del cerebro para controlar la ansiedad y la vía metabólica que provoca la inflamación. Un estudio de la Universidad Rice descubrió que las personas con baja inhibición, o control de la atención, eran más propensas a desarrollar diabetes que las que tenían alta inhibición.

Una inhibición baja se asocia a niveles más altos de ansiedad, y la ansiedad provoca la producción de citoquinas. Las citocinas provocan inflamación y señalan la producción de unas proteínas llamadas interleucina-6 (IL-6). La IL-6 es responsable de estimular la respuesta inmunitaria y la cicatrización, y desde hace tiempo se ha relacionado con un mayor riesgo de niveles elevados de azúcar en sangre y la diabetes.

Aunque se necesita mucha investigación para explorar a fondo la relación entre el estrés y la diabetes, existe un fuerte vínculo entre ambos que debe reconocerse. De cara al futuro, los estudios sugieren que los profesionales médicos y los especialistas en diabetes deben tener en cuenta factores estresantes externos como la pobreza, el racismo, el entorno laboral, la vida familiar y otros determinantes sociales de la salud a la hora de prevenir y tratar la diabetes.

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