La fragilidad es un estado clínicamente reconocible de mayor vulnerabilidad, a menudo asociado al envejecimiento, en el que se ve comprometida la capacidad para hacer frente a factores estresantes cotidianos o agudos. Este estado se deriva de un balance energético negativo persistente, que provoca debilidad, inmovilidad y agrava aún más los déficits energéticos. Para cuantificar la fragilidad, los investigadores desarrollaron un sistema de puntuación basado en cinco criterios del Estudio de Salud Cardiovascular (CHS). Se considera que una persona es frágil si cumple al menos tres de los siguientes criterios:

1. Pérdida de peso involuntaria: Perder más de 5 kilos involuntariamente en el último año.

2. Agotamiento: Sensación persistente de agotamiento o incapacidad para ponerse en marcha a lo largo de la semana.

3. Baja actividad física: Puntuación baja en una escala de actividad física de 18 ítems (mujeres <270, hombres <383).

4. Velocidad de marcha lenta: Tardar más de 7 segundos en caminar 15 pies (para mujeres de menos de 159 cm y hombres de menos de 173 cm) o más de 6 segundos (para individuos más altos).

5. Fuerza de agarre débil: Fuerza de agarre por debajo de umbrales específicos basados en el sexo y el IMC.

Metformina: un enfoque multifacético de la fragilidad

La metformina, un fármaco medicación para la diabetes de tipo 2ha demostrado beneficios prometedores en el tratamiento de la fragilidad. La investigación muestra que La metformina puede ralentizar la pérdida de densidad óseaRANKL, similar al estrógeno, al aumentar la expresión de osteoprotegerina (OPG) en los osteoblastos. La OPG actúa como un receptor señuelo para el RANKL, impidiendo que se una al RANK en los osteoclastos, reduciendo así la formación de osteoclastos que restauran el hueso.

Los osteoblastos son las células responsables de la formación del hueso, mientras que los osteoclastos lo reabsorben. En los adultos, el equilibrio entre la actividad de osteoblastos y osteoclastos es crucial para mantener unos huesos sanos. Con el envejecimiento, la actividad de los osteoclastos suele superar a la de los osteoblastos, lo que conduce a la pérdida ósea. Las intervenciones farmacológicas, como la metformina y el alendronato, pretenden ralentizar tanto la actividad de los osteoblastos como la de los osteoclastos, preservando el hueso existente y reduciendo el recambio.

Mejorar la movilidad y reducir la fragilidad

Además de la conservación de los huesos, Metformina ha demostrado aumentar significativamente la velocidad de la marcha. Esta mejora es fundamental para abordar la fragilidad, ya que afecta directamente a una de sus definiciones básicas. Aumentar la velocidad de la marcha en tan sólo uno o dos segundos puede evitar que las personas queden confinadas en casa, rompiendo el círculo vicioso de la fragilidad.

La capacidad de la metformina para preservar y potencialmente construir hueso también desempeña un papel crucial en la reducción del riesgo de fracturas. Prevenir las fracturas de cadera desde la bipedestación reduce significativamente la morbilidad y la mortalidad entre los adultos mayores.

Conclusión

La metformina ofrece un enfoque polifacético para combatir la fragilidad y la pérdida de densidad ósea en personas de edad avanzada. Al ralentizar el recambio óseo y aumentar la movilidad, la metformina no sólo trata los síntomas físicos de la fragilidad, sino que también mejora la calidad de vida en general. A medida que avanza la investigación, el potencial de la metformina en medicina geriátrica puede ampliarse, ofreciendo esperanzas de un envejecimiento más saludable.