Una glucemia descontrolada puede hacer que el control de la diabetes deje de ser una rutina para convertirse en una carrera contrarreloj. Agudo hiperglucemiaLa hiperglucemia, un repentino y peligroso aumento de los niveles de glucosa en sangre, puede provocar malestar y graves riesgos para la salud. Este artículo no trata sólo de entender la hiperglucemia, sino también de reconocer las señales de alarma y tomar medidas para prevenir complicaciones. Exploremos cómo convertir esta situación urgente en una oportunidad para actuar con conocimiento de causa.

Comprender la hiperglucemia aguda 

La hiperglucemia se define por niveles elevados de azúcar en sangre, normalmente definidos como un nivel de glucosa en sangre en ayunas superior a 126 mg/dL o un nivel de glucosa en sangre aleatorio superior a 200 mg/dL si se padece diabetes. Se produce cuando el organismo no produce suficiente insulina (como en la diabetes de tipo 1) o se vuelve resistente a los efectos de la insulina (como en la diabetes de tipo 2), lo que provoca un deterioro de la captación de glucosa por parte de las células.

Los signos y síntomas comunes de la hiperglucemia aguda pueden variar en gravedad. Estos incluyen:

  • Poliuria (micción excesiva)
  • Polidipsia (sed excesiva)
  • Polifagia (hambre excesiva)
  • Fatiga y debilidad
  • Pérdida de peso
  • Visión borrosa
  • Náuseas y vómitos
  • Estado mental alterado 

¿Cuáles son las causas de la hiperglucemia aguda?

La hiperglucemia en la diabetes puede deberse a varios factores. En la diabetes de tipo 1, la producción insuficiente de insulina se produce como consecuencia del ataque autoinmune a las células beta productoras de insulina dentro del páncreas. Por otro lado, la diabetes de tipo 2 se caracteriza por la resistencia a la insulina, en la que las células responden menos a la acción de la insulina, lo que dificulta la captación de glucosa. 

Una medicación o una terapia con insulina inadecuadas, como saltarse dosis o una dosificación incorrecta, también pueden elevar los niveles de azúcar en sangre. El estrés y las enfermedades, como el estrés físico o emocional, las infecciones y las intervenciones quirúrgicas, desencadenan la liberación de hormonas del estrés que elevan los niveles de azúcar en sangre. 

Los factores dietéticos, como el consumo excesivo de carbohidratos o alimentos azucarados y el control insuficiente de las porciones, pueden contribuir a la hiperglucemia. Además, el sedentarismo agrava la resistencia a la insulina y eleva los niveles de azúcar en sangre. 

Hiperglucemia y complicaciones agudas de la diabetes mellitus

La hiperglucemia aguda puede dar lugar a diversas complicaciones, principalmente debido a sus efectos sobre la osmolaridad, el equilibrio ácido-base y el metabolismo celular. Las dos complicaciones agudas más importantes son la cetoacidosis diabética (CAD) y el estado hiperglucémico hiperosmolar (SHH).

Cetoacidosis diabética (CAD)

Esta afección potencialmente mortal se produce cuando la deficiencia de insulina provoca un aumento de la lipólisis y la cetogénesis, con la consiguiente acumulación de cuerpos cetónicos (acetoacetato, beta-hidroxibutirato y acetona) en la sangre. Las cetonas ácidas reducen el pH sanguíneo, provocando acidosis metabólica y desequilibrios electrolíticos.

Estado hiperglucémico hiperosmolar (HHS)

El estado hiperglucémico hiperosmolar (HHS) se caracteriza por hiperglucemia grave, deshidratación e hiperosmolaridad sin cetoacidosis significativa. Suele producirse en la diabetes de tipo 2 cuando los niveles de insulina son suficientes para prevenir la cetosis pero inadecuados para controlar los niveles de glucosa en sangre, lo que provoca una deshidratación profunda y síntomas neurológicos. 

¿Cómo tratar la hiperglucemia aguda? 

Controlar la hiperglucemia aguda implica estabilizar rápidamente los niveles de azúcar en sangre y tratar las causas que la provocan. Aquí tienes un desglose de las estrategias clave que debes tener en cuenta: 

Reanimación con líquidos y gestión de electrolitos

En este tratamiento de urgencia de la hiperglucemia, se administran líquidos intravenosos, normalmente suero salino isotónico, para restablecer el volumen circulante y corregir los desequilibrios electrolíticos, como las irregularidades de potasio y sodio.

Terapia insulínica y control de la glucosa

El inicio inmediato del tratamiento con insulina, normalmente mediante la administración intravenosa de insulina regular, permite reducir rápidamente los niveles de glucosa en sangre. La monitorización continua de la glucosa facilita un control preciso al tiempo que minimiza el riesgo de hipoglucemia.

Abordar los factores precipitantes subyacentes

Esto puede implicar el tratamiento de infecciones concurrentes, la interrupción de los medicamentos que contribuyen a la hiperglucemia o el control de los factores estresantes que exacerban la enfermedad. Abordar estos factores precipitantes ayuda a prevenir la recurrencia y favorece el control glucémico a largo plazo.

Estrategias de prevención 

Educarse en el autocontrol de la diabetes es crucial para prevenir los episodios persistentes de hiperglucemia. Esto incluye aprender a controlar los niveles de azúcar en sangre, tomar la medicación según lo prescrito, seguir una alimentación equilibrada, participar en una rutina física regular y reconocer los primeros signos de hiperglucemia.

Asegúrese de llevar un registro de sus niveles de glucosa en sangre siguiendo las instrucciones de su profesional sanitario y cumpla su programa de medicación, incluida la administración de insulina, los medicamentos orales y los cambios en el estilo de vida. Vigilar y seguir sistemáticamente su plan de tratamiento puede ayudarle a mantener el control glucémico y reducir el riesgo de episodios hiperglucémicos.

También es importante que reconozca y controle los factores de riesgo asociados a la diabetes de acuerdo con las directrices de gestión de la hiperglucemia aguda. Colabore estrechamente con su profesional sanitario para identificar los factores de riesgo específicos, como el estrés, las enfermedades, los cambios de medicación, los hábitos alimentarios y la falta de actividad física.

Busque estrategias para mitigar estos factores de riesgo, como practicar técnicas de control del estrés, gestionar las enfermedades de forma proactiva, ajustar la medicación cuando sea necesario, realizar modificaciones en la dieta e incorporar la actividad física regular a su rutina. Al abordar estos factores, puede reducir su susceptibilidad a los episodios hiperglucémicos agudos y fomentar el control glucémico a largo plazo.