La metformina, comúnmente reconocida como una medicación a largo plazo para reducir la morbilidad y la mortalidad, no suele asociarse a los entornos de cuidados críticos. De hecho, la creencia predominante es no administrar metformina en tales contextos debido al riesgo de acidosis láctica. Sin embargo, estudios recientes sugieren una aplicación eficaz de la metformina en el tratamiento de víctimas de quemaduras, ofreciendo nuevas esperanzas en la medicina de cuidados críticos.

El reto del estrés metabólico agudo en víctimas de quemaduras

Las quemaduras graves desencadenan un importante estrés metabólico agudo, que a menudo conduce a la muerte por infecciones devastadoras, complicaciones por hipovolemia o catabolismo tisular extremo. Las estrategias tradicionales para combatir la caquexia aguda incluyen esteroides anabolizantes y estimulantes del apetito para prevenir la pérdida muscular grave, que puede provocar una parada cardiorrespiratoria. Curiosamente, la metformina ha surgido como una adición prometedora a estas intervenciones farmacológicas en unidades especializadas de quemados.

Cómo mejora la metformina el catabolismo en víctimas de quemaduras

Reducción de la hiperglucemia

La metformina reduce significativamente los niveles de glucosa en sangrereduce la producción de glucosa y aumenta su eliminación. Durante los traumatismos y las quemaduras graves, el cortisol se libera a niveles suprafisiológicos, lo que provoca hiperglucemia. Este nivel extremo de azúcar en sangre impide la regeneración adecuada de los tejidos, un problema crítico en las grandes quemaduras cutáneas. Las altas concentraciones de glucosa en plasma se unen a proteínas y enzimas, reduciendo su eficacia y generando más especies reactivas del oxígeno (ROS). Estos radicales libres dañan aún más los tejidos, exacerbando la necesidad de reparación. Además, los niveles elevados de glucosa agotan el NAD+, una molécula crucial para neutralizar las ROS, limitando así la capacidad del organismo para combatir el estrés oxidativo.

Mejora de la sensibilidad a la insulina

La metformina aumenta la insulina a través de la regulación de la AMPK, lo que encaja con su papel en la reducción de la hiperglucemia. El aumento de la sensibilidad a la insulina reduce los niveles de azúcar en sangre e inhibe la degradación de las proteínas. La activación de la AMPK también reduce la inflamación al disminuir los niveles de proteína C reactiva e interleucina 6, al tiempo que desplaza el metabolismo hacia la oxidación de ácidos grasos. Estos efectos combinados hacen de la metformina un tratamiento inesperado pero eficaz en situaciones de quemaduras agudas.

Superar la naturaleza catabólica de la metformina

En general, la metformina es conocida por sus propiedades catabólicas, que a menudo inducen la pérdida de peso al indicar al hígado que dispone de menos energía. Esta característica podría parecer contraproducente en el tratamiento de víctimas de quemaduras. Sin embargo, los beneficios de metformina en el tratamiento de la hiperglucemia y la mejora de la sensibilidad a la insulina superan su naturaleza catabólica, proporcionando un caso de uso legítimo en entornos de cuidados críticos.

Conclusión

La integración de la metformina en el régimen de tratamiento de las víctimas de quemaduras supone un avance significativo en la medicina de cuidados intensivos. Al abordar la hiperglucemia y mejorar la sensibilidad a la insulina, la metformina ayuda mitigar el estado catabólico extremo que experimentan las víctimas de quemaduras. Esta novedosa aplicación subraya la evolución de los conocimientos sobre el potencial de la metformina y ofrece una luz de esperanza para mejorar las tasas de supervivencia y los resultados de recuperación en casos de quemaduras graves.