Cuando se trata de controlar la diabetes de tipo 2, dos medicamentos que se recetan habitualmente son la Semaglutida y la Metformina. Ambos tienen sus propias ventajas y mecanismos de acción, lo que los hace adecuados para las diferentes necesidades de los pacientes. Profundicemos en los detalles de estos medicamentos.

Semaglutida

La semaglutida es un agonista del receptor del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1). Ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre estimulando la secreción de insulina e inhibiendo la liberación de glucagón, principalmente después de las comidas. La semaglutida se comercializa en dos versiones: Ozempic y Rybelsus.

  • Ozempic: Administrado por vía subcutánea una vez por semana, Ozempic comienza con una dosis inicial de 0,25 mg durante las cuatro primeras semanas. Tras este periodo, la dosis se aumenta a 0,5 mg una vez por semana durante otras cuatro semanas. A continuación, la dosis puede aumentarse a 1 mg una vez por semana durante otras cuatro semanas. La dosis máxima recomendada es de 2 mg por semana.
  • Rybelsus: Tomado por vía oral, Rybelsus comienza con una dosis diaria de 3 mg durante los primeros 30 días. Tras este período inicial, la dosis se aumenta a 7 mg diarios durante los 30 días siguientes. Si se necesita un mayor control de la glucemia, la dosis puede aumentarse hasta un máximo de 14 mg diarios, tomados por la mañana.

Metformina

La metformina es una biguanida y actúa disminuyendo la producción hepática de glucosa y mejorando la sensibilidad a la insulina, lo que ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre. Suele ser la medicación de primera línea para la diabetes de tipo 2 por su eficacia, perfil de seguridad y posibles beneficios cardiovasculares.

  • Administración: La metformina se toma por vía oral, empezando normalmente con una dosis baja para minimizar los efectos secundarios gastrointestinales. La dosis se aumenta gradualmente en función de la respuesta y la tolerancia del paciente. La dosis máxima recomendada suele rondar los 2.000-2.500 mg al día, repartidos en varias tomas.

Comparación y consideraciones

  • Mecanismo de acción: Aunque ambos medicamentos tienen como objetivo reducir los niveles de azúcar en sangre, lo hacen a través de mecanismos diferentes. La semaglutida estimula la secreción de insulina en respuesta a las comidas, mientras que la metformina reduce la producción de glucosa por el hígado y aumenta la sensibilidad a la insulina.
  • Administración: La semaglutida está disponible tanto en forma inyectable (Ozempic) como oral (Rybelsus), lo que proporciona flexibilidad en función de las preferencias y el estilo de vida del paciente. La metformina sólo está disponible en forma oral.
  • Eficacia: Ambos medicamentos son eficaces para controlar los niveles de azúcar en sangre. Sin embargo, la semaglutida tiene la ventaja añadida de una pérdida de peso significativa, lo que puede ser ventajoso para los pacientes con sobrepeso u obesidad. La metformina, en cambio, no afecta al peso o puede provocar una pérdida de peso moderada.
  • Efectos secundarios: Los efectos secundarios más frecuentes de la semaglutida son náuseas, vómitos y diarrea, especialmente durante la fase de aumento de la dosis. La metformina suele causar problemas gastrointestinales como diarrea, náuseas y molestias abdominales, que suelen mejorar con el tiempo.
  • Coste: La semaglutida suele ser más cara que la metformina, que está disponible como medicamento genérico.

Conclusión

Tanto la semaglutida como la metformina son medicamentos valiosos en el tratamiento de la diabetes de tipo 2, con mecanismos y beneficios distintos. La elección entre ellos depende de varios factores, como el historial médico del paciente, sus preferencias y los objetivos del tratamiento. Es crucial mantener una conversación detallada con un profesional sanitario para determinar el medicamento más adecuado a las necesidades individuales.

Recomendación del médico

Al iniciar Rybelsus, es importante tomarlo por la mañana con un vaso lleno de agua, evitando cualquier otra bebida o caloría durante 30 minutos para asegurar una absorción óptima. Los pacientes deben empezar con 3 mg y aumentar gradualmente hasta 7 mg, pero es aconsejable consultar a un médico antes de escalar a la dosis de 14 mg.

En el caso de Ozempic, cualquier aumento de la dosis de 1 mg a 2 mg semanales también debe consultarse con un médico. Es importante señalar que, independientemente de la medicación elegida, el tratamiento de la diabetes suele ser de por vida. Sin embargo, en caso de pérdida de peso, puede utilizarse un sistema de disminución progresiva para evitar el aumento de peso de rebote.

En cuanto a la Metformina, se recomienda empezar con la forma de liberación prolongada a 500 mg diarios y aumentar 500 mg cada dos semanas, hasta un máximo de 2000 mg diarios. Es aconsejable interrumpir el tratamiento en la dosis máxima tolerada, aunque ésta sea inferior a la máxima. Los pacientes que toman metformina también deben tomar suplementos de vitamina B12, ya que la metformina agota las reservas corporales de B12.

La metformina puede causar diarrea leve y molestias gastrointestinales en muchos pacientes, pero estos efectos secundarios suelen remitir con el tiempo. Se recomienda perseverar a pesar de estos efectos secundarios si son soportables, debido a los importantes beneficios de la Metformina.