¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona responsable de ayudar al organismo a regular la cantidad de azúcar en el torrente sanguíneo. Sin control hiperglucemia puede tener varios efectos adversos, como daños en los vasos sanguíneos y los riñones, diversas neuropatías que provocan disminución de la sensibilidad y ceguera. Cuando se introducen niveles elevados de glucosa en el organismo, las células beta del el páncreas libera insulina para restablecer la homeostasis de la glucosa en el organismo. La glucosa se convierte en glucógeno para que pueda almacenarse en el hígado.

¿Cómo sé si mi cuerpo produce suficiente insulina?

Cuando la insulina no se produce o no se absorbe correctamente, pueden elevarse los niveles de azúcar en sangre. Existen varias formas de medirlo para determinar si una persona tiene diabetes. La prueba de la hemoglobina glucosilada (A1C) mide la cantidad de azúcar en sangre adherida a la hemoglobina. Una puntuación -dada como porcentaje- de 6,5 o más indica la presencia de diabetes. Otra medida puede ser una prueba de glucemia en ayunas, en la que el paciente debe abstenerse de ingerir alimentos durante 8 horas o más antes de que se analicen los niveles de glucosa en sangre. Los niveles de azúcar en sangre superiores a 126 mg/dL suelen indicar que alguien es diabético. Hay varias otras pruebas que se pueden hacer para indicar que alguien es diabético, siendo la función clave que la función de la insulina no se está cumpliendo de la manera que el cuerpo requiere.

Mi medicación con insulina no funciona, ¿cuál es la alternativa?

Insulina artificial se ha utilizado como sustituto para ayudar a regular el azúcar en sangre, con varios tipos, desde los de acción rápida hasta los de liberación lenta, que imitan las necesidades del organismo cuando se le han presentado alimentos. Al utilizarla, es sumamente importante tener cuidado con las dosis empleadas: el cuerpo humano es capaz de autorregular las cantidades de insulina liberadas en función de la cantidad de azúcar presente en el torrente sanguíneo. La insulina artificial debe medirse y administrarse con cuidado. Una cantidad insuficiente de insulina puede suponer un cambio mínimo o nulo en los niveles elevados de azúcar en sangre, mientras que una cantidad excesiva puede provocar un estado hipoglucémico. Es importante seguir las instrucciones del médico y, aún más, controlar la energía y los niveles de glucosa en sangre, para que el organismo se mantenga adecuadamente alimentado.

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