¿Qué hace la insulina? Es un tipo de hormona que fabrica el páncreas para equilibrar y regular los niveles de azúcar en sangre. Permite que el cuerpo humano utilice el azúcar o la glucosa como combustible y energía. Para los diabéticos, además de la insulina producida de forma natural, existen inyecciones que el cuerpo necesita para prevenir los ataques de diabetes.
Existen diferentes tipos de tratamiento. Son los siguientes:
De acción rápida empieza a actuar 15 minutos después de su administración. Suele tomarse justo antes de una comida.
Regular o de acción corta empieza a actuar en unos 30 minutos. Alcanza su punto máximo entre 2 y 3 horas y suele tomarse entre 30 minutos y 1 hora antes de una comida.
Acción intermedia tiene un pico de 4 a 12 horas y una duración de 12 a 18 horas. Se suele utilizar con los de acción corta.
De acción prolongada puede tardar varias horas en entrar en tu organismo. Dura hasta 24 horas.
¿Qué efecto tienen estos tipos de insulina en los niveles de glucosa?
Alta niveles de azúcar en sangre requieren un tratamiento con insulina. ¿Por qué? Porque es muy capaz de estabilizar la cantidad de glucosa en el organismo. Cuando aparece la diabetes, significa que el organismo es incapaz de producir o utilizar suficiente insulina. La menor cantidad de insulina en el cuerpo que produce el páncreas no puede satisfacer las necesidades de la b, lo que significa que las inyecciones de insulina son necesarias para ayudar al cuerpo a reducir los niveles de glucosa en sangre.
¿Qué le hace a tu cuerpo?
Estas son las funciones esenciales de la insulina en el organismo:
- Regula los niveles de azúcar en sangre - Tras ingerir alimentos, el organismo descompone los hidratos de carbono en glucosa como subproducto. A continuación, la glucosa pasa al torrente sanguíneo, donde se almacena temporalmente. Como respuesta a este proceso, el páncreas produce insulina que ayuda a que la glucosa entre en las células del cuerpo para que éste la utilice como energía.
- Almacena el exceso de glucosa - Después de comer, cuando los niveles de azúcar son altos, el hígado almacena el exceso de glucosa en forma de glucógeno. Por otro lado, si sus niveles de insulina son bajos entre comidas, el glucógeno se libera del hígado al torrente sanguíneo. Esta vez, el glucógeno funciona en forma de glucosa. Estos procesos ayudan a estabilizar los niveles de azúcar en sangre y evitan que se disparen.
La insulina desempeña un papel fundamental en el control de la diabetes. Tanto si se padece diabetes como si no, esta hormona ayuda a equilibrar la cantidad de glucosa que recibe el organismo después de comer. Sin ella, los niveles de azúcar en sangre pueden aumentar de forma anormal, lo que puede provocar graves complicaciones de la diabetes.