Terapia con insulina. En la historia de los avances médicos, pocos descubrimientos han tenido un impacto tan notable en la vida de los pacientes diabéticos como el descubrimiento de la insulina y su desarrollo como hormona sintética para el tratamiento de la diabetes. Desde sus primeros días como extracto crudo hasta los análogos refinados disponibles en la actualidad, la trayectoria de la insulina es un testimonio de la búsqueda de una mejor atención al paciente.
Exploremos la trayectoria transformadora de la terapia con insulina, desde los primeros días de las inyecciones regulares hasta la intrincada producción de análogos modernos como Lantus y más allá.
La introducción de la primera insulinoterapia
El descubrimiento de la insulina en 1921 supuso un avance monumental en la historia de la medicina, al transformar el pronóstico de las personas diagnosticadas de diabetes. Antes de este hito, el diagnóstico de diabetes era similar a una cadena perpetua con pocas posibilidades de supervivencia. Sin embargo, gracias a la colaboración de mentes brillantes como Frederick Banting, Charles Best y sus colegas, se consiguió aislar la insulina del páncreas animal, ofreciendo un rayo de esperanza a innumerables personas de todo el mundo.
El 11 de enero de 1922, Leonard Thompson, de 14 años, se convirtió en la primera persona en recibir una inyección de insulina como tratamiento para la diabetes. Sin embargo, la primera dosis de Leonard tenía una aparente impureza, que le provocó una reacción alérgica. A pesar de este contratiempo inicial, el descubrimiento de la insulina y su uso en pacientes como Leonard supuso un avance histórico en el tratamiento de la diabetes.
Como ya se ha mencionado, las fórmulas iniciales de insulina eran relativamente rudimentarias, siendo la insulina regular el primer tipo desarrollado para uso médico. También conocida como insulina de acción corta, empieza a actuar en 30 minutos, alcanza su máxima eficacia en aproximadamente 2-3 horas y dura entre 4 y 6 horas. Los fabricantes obtenían la insulina regular a partir de animales, sobre todo del páncreas porcino y bovino. Aunque supuso un avance significativo en aquella época, su uso requería múltiples inyecciones diarias.
Los avances en la formulación y administración de la insulina han evolucionado desde entonces, proporcionando a los diabéticos opciones de tratamiento más cómodas y eficaces.
Más avances en la acción de la insulina
NPH (Protamina Neutra Hagedorn)
La insulina NPH (Neutral Protamine Hagedorn) es un notable avance en la formulación de la insulina a medida que se profundizaba en el conocimiento de su función. El objetivo de los investigadores era perfeccionar las fórmulas de insulina para proporcionar efectos más consistentes y prolongados, lo que condujo a la introducción de la insulina NPH.
La insulina NPH (Neutral Protamine Hagedorn) prolonga la duración de la acción de la insulina. Se compone de insulina normal combinada con protamina, una proteína que ralentiza su absorción y prolonga su efecto. Normalmente, la insulina NPH actúa en 1-2 horas, alcanza su máxima eficacia en unas 4-8 horas y dura hasta 12-18 horas.
George Simmons ha tenido diabetes tipo 2 desde hace más de 40 años. Compartió su experiencia en el control de la diabetes con NPH en un artículo publicado en Diabetes.co.uk. En un momento dado, George empezó a utilizar insulina NPH para conseguir un mejor control de la glucosa a lo largo del día. Describió cómo la insulina NPH le proporcionaba una cobertura de insulina basal fiable, lo que le permitía controlar eficazmente sus niveles de azúcar en sangre.
Insulina Ultra-Lente
La evolución de la insulinoterapia conoció nuevos avances con el desarrollo de la insulina Ultra-Lente. Esta insulina de acción prolongada duraba entre 20 y 30 horas. Su objetivo era imitar la secreción basal de insulina de un páncreas sano, reduciendo la necesidad de múltiples inyecciones y ofreciendo un perfil glucémico más consistente. Sin embargo, la insulina Ultra-Lente seguía teniendo sus limitaciones.
Según los expertos, la insulina Ultra-Lente puede tener un inicio de acción más lento, por lo que puede llevar más tiempo observar sus efectos. También podría aumentar el riesgo de hipoglucemia (bajada de azúcar en sangre) debido a su acción prolongada y a su posible inicio retardado. Los estudios también descubrieron que, debido a su mayor duración de acción, la insulina Ultra-Lente puede tener menos flexibilidad a la hora de ajustar las dosis de insulina o la titulación. Por ello, los investigadores siguieron buscando soluciones más refinadas.
La era de las insulinas analógicas
Las insulinas análogas han revolucionado el tratamiento con insulina al ofrecer perfiles de acción más predecibles y personalizados. Estas insulinas están diseñadas con modificaciones específicas en su estructura molecular que mejoran el control de los niveles de azúcar en sangre.
Lantus, una de las insulinas análogas pioneras, ofrece una liberación constante de insulina durante 24 horas. Este efecto prolongado minimiza el riesgo de fluctuaciones de la glucemia y permite un mejor control glucémico. Lantus se ha generalizado por su comodidad, ya que normalmente sólo requiere una inyección al día.
Levemir era otra insulina analógica. Avanzó aún más en las opciones de tratamiento con insulina al ofrecer un perfil de acción variable. Proporciona una cobertura de insulina basal de hasta 24 horas, lo que permite a las personas ajustar la dosis en función de sus necesidades. Esta flexibilidad contribuye a mejorar el control glucémico y la personalización del tratamiento con insulina.
El desarrollo y la disponibilidad de estas insulinas análogas representaron un avance significativo en el tratamiento de la diabetes. Ofrecen a los diabéticos mayor precisión, control y flexibilidad en la gestión de sus niveles de azúcar en sangre. Al proporcionar perfiles de acción más predecibles, estas insulinas análogas han desempeñado un papel crucial en la mejora de la calidad de vida de muchas personas con diabetes.
Más allá de Lantus
El campo de la insulinoterapia siguió evolucionando incluso después de la introducción de Lantus y Levemir, con la aparición de análogos de insulina más avanzados en los años siguientes. Una adición notable fue Tresiba (Degludec), una insulina de acción ultralarga que llevó los límites de la cobertura de insulina basal a nuevos niveles. Tresiba tiene una duración de acción excepcional, superior a 42 horas, lo que permite una flexibilidad inigualable en los intervalos de dosificación y minimiza el riesgo de hipoglucemia.
Los continuos avances en el tratamiento con insulina son testimonio del incansable apoyo y la investigación de la comunidad médica. Desde los tiempos de las inyecciones inciertas hasta las precisas formulaciones analógicas y los innovadores sistemas de administración actuales, el panorama del tratamiento de la diabetes ha experimentado profundos cambios. Estos avances en la insulinoterapia no sólo se han traducido en una mejora de la calidad de vida de las personas con diabetes, sino que también han contribuido a reducir el riesgo de complicaciones y a mejorar la autogestión de la diabetes.