¿Qué es el factor de crecimiento similar a la insulina?
El factor de crecimiento similar a la insulina (FCI), que antes se denominaba somatomedina, es una hormona natural producida por el organismo. Esta hormona se produce principalmente en el hígado y funciona de forma similar a la insulina. La insulina es una hormona producida por una glándula denominada páncreas y ayuda a regular el nivel de azúcar en sangre después de comer. La somatomedina ayuda a regular la secreción de la hormona del crecimiento en la hipófisis. El factor de crecimiento similar a la insulina actúa junto con las hormonas del crecimiento para favorecer el desarrollo y el crecimiento de los tejidos y los huesos. El FCI también interviene en el metabolismo de la glucosa. Normalmente, cuando se come, aumenta el nivel de glucosa en sangre. La insulina y la somatomedina pueden actuar conjuntamente para reducir los niveles de glucosa en sangre.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es un trastorno metabólico que se produce cuando el organismo no produce suficiente insulina o no puede utilizar correctamente la insulina que produce. La insulina es una hormona que ayuda a la glucosa a entrar en las células musculares para obtener energía. Sin insulina, los tejidos del organismo no pueden absorber la glucosa del torrente sanguíneo. Esto da lugar a niveles elevados de glucosa en sangre que pueden provocar complicaciones de salud a largo plazo si no se tratan. Los dos tipos más comunes de diabetes son la diabetes de tipo 1 y la de tipo 2. La diabetes de tipo 2 representa el 90% de todos los casos de diabetes. Los pacientes con diabetes de tipo 1 necesitan terapia con insulina porque no pueden producir insulina de forma natural. Por otra parte, la diabetes de tipo 2 puede tratarse con ejercicio y dieta. Si esto no funciona, su médico puede recetarle medicamentos hipoglucemiantes orales como la metformina en combinación con dieta y ejercicio.
Factor de crecimiento similar a la insulina y diabetes
Aunque se sabe que la diabetes es una afección médica heterogénea, las investigaciones demuestran que el IGF-1 puede reducir las necesidades de insulina y mejorar los niveles de glucosa tanto en la diabetes de tipo 1 como en la de tipo 2. Un estudio realizado en 2010 demostró que la disminución de los niveles del factor de crecimiento similar a la insulina estaba relacionada con la diabetes. Este estudio tuvo en cuenta a personas menores de 65 años que no padecían enfermedades cardiovasculares. Los investigadores del estudio no pudieron encontrar una relación entre el IGF y la diabetes en personas mayores de 65 años. Los niveles bajos de IGF pueden estar asociados a un aumento de la secreción de la hormona del crecimiento en las personas diabéticas de tipo 1. En la diabetes de tipo 1, el IGF-1 actúa como terapia de sustitución, es decir, para completar los niveles bajos de factor de crecimiento similar a la insulina. Las pruebas demuestran que esto puede ayudar a reducir la secreción de la hormona del crecimiento (GH), mejorando así el control glucémico y sensibilidad a la insulina.
Las personas con diabetes tienen de 2 a 3 veces más concentraciones de GH que las personas sin diabetes. En caso de niveles anormales de GH e IGF, pueden producirse complicaciones de la diabetes. Aún no se sabe cuál es el efecto del tratamiento con IGF-1 sobre el factor de crecimiento similar a la insulina, pero con el restablecimiento normal de los niveles de GH e IGF puede repercutir a su vez en el metabolismo de la glucosa. Hay estudios que demuestran una relación entre el riesgo de cáncer, obesidad y diabetes de tipo 2 con el aumento de los niveles de factor de crecimiento similar a la insulina y de resistencia a la insulina.
Pruebas IGF
Se utiliza un análisis de sangre para medir la cantidad de IGF-1 en el organismo. Este análisis de sangre se suele realizar si el médico sospecha que un niño no está creciendo como se espera para su grupo de edad o si el médico sospecha que existe una glándula pituitaria o un tumor en adultos. Esta prueba no suele realizarse en pacientes con diabetes. Se dice que usted tiene niveles normales de IGF si sus lecturas están entre:
- 182 a 780 nanogramos por mililitro para las personas de 16 a 24 años;
- 114 a 492 nanogramos por mililitro para las personas de 25 a 39 años;
- 90 a 360 nanogramos por mililitro para las personas de 40 a 54 años;
- De 71 a 290 nanogramos por mililitro para las personas mayores de 55 años.
Si su nivel de IGF está fuera del rango normal, podría significar que corre el riesgo de padecer una enfermedad hepática, hipotiroidismo o que su diabetes no está correctamente controlada.
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